miércoles, 22 de agosto de 2007

La Voz

-¿Quieres desayunar?- me preguntó en cuanto desperté. Fui consciente de la hermosura de su voz por primera vez. ¿Acaso no había hablado en toda la noche? Su voz era magia, y me había capturado sin apenas tiempo para presentar resistencia.
Y yo que había planeado escapar de allí en cuanto pudiera...
Y sin embargo, aquí estoy, desayunando, escuchando...

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