- Eres un buen pájaro - me dijeron.
Sé perfectamente lo que me quisieron decir, no vayan a pensar. Vamos, me acusaban prácticamente de propagar la gripe aviar. Pero bueno, mis oídos hicieron caso omiso. Yo sé lo que soy y lo que no.
- Por ahora soy un chico - dije lleno de razón, dando media vuelta y dejando a mi acusación con la palabra en la boca. Al parecer, al salir tan dignamente de aquella habitación di un portazo que levantó cierta polvareda y algunas plumas que había perdido en el camino. A veces mi propio rastro me delata. Me cuido mucho de extender los brazos en público, no sea que accidentalmente inicie cierta elevación. Los pies siempre en el suelo.
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