El concejal afirma que eran las tres de la tarde cuando se produjo el fallo en el suministro por razones que todavía están siendo investigadas. Testigos presenciales confirman que a esa misma hora la fuente de la Plaza de Armas comenzó a surtir vino en lugar de agua. En ese momento, según los testigos, había solamente dos palomas en las inmediaciones.
A las tres y diez, aproximadamente una docena de palomas rodeaban la fuente, se aglomeraban, se atropellaban las unas a las otras intentando hacerse espacio, se embadurnaban del rojo líquido, lo escanciaban empapando el suelo, y se embriagaban con un alborozo casi orgiástico.
A las tres y media, casi un centenar de palomas conquistaba la fuente de la Plaza de Armas. Algunas, absolutamente teñidas de rojo, trataban de organizar a un pequeño grupo de media docena para salir volando hacia algún objetivo que no podemos concretar. Ciertas personas atestiguan que se pudo ver a un puñado de aves aleteando torpemente hacia el capó de un coche sobre el que hicieron varias deposiciones. Mientras tanto, un grupo más agresivo alzó el vuelo hacia los transeuntes y golpearon con sus alas a un anciano y un guardia municipal. A las cuatro menos cuarto, dos palomas visiblemente ebrias, posiblemente las dos que empezaron los tumultos, volaron hasta las ventanas del ayuntamiento y se introdujeron en una de las salas, ensuciándola y provocando varios destrozos en su interior. Por lo visto, sus intenciones eran alcanzar los peces de colores de un acuario, aunque al parecer no lograron sus objetivos.
En el exterior, las palomas que continuaban bebiendo, comenzaban a gorjear consignas anti-mamíferos, a conjurarse para nuevos ataques y a conspirar actos subversivos.
A las cuatro en punto se logró solucionar el problema con el abastecimiento de agua, y la fuente de la Plaza de Armas dejó de suministrar vino. Efectivos de las fuerzas de bomberos usaron sus mangueras para rociar a un grupo de palomas especialmente encolerizadas, y esto puso fin a la revuelta.
Poco a poco, a las palomas les fue invadiendo un estado de sopor y durante cierto tiempo se las pudo ver atontadas o yaciendo en las aceras. Los miembros del ayuntamiento identificaron a las responsables de los principales disturbios y tras meterlas una hora en una jaula, tiempo en el que se les pasó la resaca, las dejaron libres.
Siguen sin conocerse las causas del error en el surtidor de agua. Por su parte, un portavoz de las palomas declaró lamentar lo sucedido, aunque no condena ninguno de los actos vandálicos llevados a cabo, y que en ningún caso las palomas dejarán de rondar los aledaños de la fuente de la Plaza de Armas.
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