martes, 21 de agosto de 2007

Pseudismo

LLego tarde una vez más. Y esta vez, es más doloroso y humillante que nunca, pues lo tenía todo dispuesto y ordenado. Se ha venido abajo por cuestión de segundos.
Unas horas dedicadas a la noble tarea de la pseudoreflexión, de la pseudofilosofía, habían bastado para enunciar un set de pseudoteorías que resolvían los entresijos más inexplicables de la condición humana. Un par de horas más, utilizando un sano ejercicio de pseudohipocresía, y ya había sido capaz de desarrollar un pseudoteorema que lo resumía todo en una ecuación comprensible y abarcable. Y aquí estaba, la explicación a todos los quebraderos de cabeza del ser humano desde sus orígenes:
AMOR= LUJURIA + LITERATURA
Varios sabios y científicos mostraron su aprobación a esta teoría, que no obstante, resultó no estar exenta de controversia. Unos pocos pseudorománticos se opusieron a esta fórmula alegando que el amor difería cualitativamente de una adición lujuriosa y literaria, que había algo en la esencia del amor que iba mucho más allá de cualquiera de estos dos componentes.
Cuando ya estaba a punto de patentar y demostrar mis teorías en las revistas más cualificadas del ámbito científico e incluso en este blog, apareció un precipicio. Me lo tomé muy racionalmente, pero para mi sorpresa, pude comprobar que el precipicio conllevaba en sí mismo una caída, como si no pudiera desligarse una cosa de la otra. En ese instante, vi una oportunidad de demostrar mis teorías en carne propia, usarme a mí mismo como conejillo de indias, un nuevo mártir de la pseudociencia.
Para mi desesperación, todas las conclusiones de mi pseudodiscurso comenzaron a contradecirse. En ninguna parte encontré prueba alguna que pudiese confirmar ni una sola de mis palabras. Lo que sentía en mis carnes eran parámetros que si bien a ratos se asemejaban levemente a la lujuria o a la literatura, se parecían mucho más a un hormiguero, al vértigo y al insomnio, a la pubertad y a la demencia. Promulgué alguna nueva fórmula:
AMOR= LUJURIA + LITERATURA + HORMIGUERO + VÉRTIGO + INSOMNIO + INFANCIA + LOCURA - CALMA
Pero cada vez que exponía una teoría nueva, un sarpullido en mi piel recalcaba que allí había un error, que no era capaz de descifrar ni precisar absolutamente todos los términos de la ecuación. Nubes, lunas, exorcismos, náuseas, lágrimas, carcajadas, ansiedades, esperanzas, pánicos, electricidad, energía nuclear, elementos que aparecían y desaparecían imperceptiblemente y que yo era incapaz de calibrar. Desesperado por partida doble, admito mi gran derrota.
Un segundo antes, tenía la solución al tiempo y el espacio. Un segundo, y todavía estoy cayendo al vacío.

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