martes, 21 de agosto de 2007
Sabotaje
Así no se puede dormir. Lo había hecho todo bien, posición encontrada, ojos a medio parpadeo de la rendición, y de repente, un siseo, una premonición, un ALGO que me devuelve a la vigilia total. Presto oídos a cualquier cosa. ¿Qué sucede? ¿Qué es eso? Lo oigo. Un murmullo, un deslizarse clandestino, un zumbido de fricciones procede de algún lugar. Investigo, rebusco en los rincones, hasta que lo encuentro. Todas las palabras por las que me he preocupado, las que he ordenado y moldeado, escogido meticulosamente y acomodado en cada línea, han decidido sabotearlo todo y organizar un caos ortográfico. Han cambiado sus "bes" por "uves", sus "elles" por "y griegas", han traído nuevas "haches" y han expulsado a las que había. En su meticuloso quehacer, dejan ese confuso ruído de palabra impronunciable que me ha despertado, y eso las delata. Ahora mis noches son las del vampiro corrector, que angustiado, repite una y otra vez todo su trabajo, tratando de enmendar tanto desaguisado, indignado ante la traición de sus propias creaciones. ¿Que tengo ojeras de no dormir? Pues no han visto las que llevo en el alma.
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