Hemos salido juntas de la cafetería. He hecho un cálculo rápido y el resultado me ha dado negativo, lo cual ha sido una pequeña decepción, pero así hay que aceptar las cosas. Hacer lo correcto significa decirnos adiós antes de que sea demasiado tarde, demasiado malo, demasiado doloroso, demasiado a secas. Como excusa... bueno, aquí está la calculadora.
En definitiva, yo he dicho:
-Adiós.
Y ella ha dicho:
-Chao. ¿Nos vemos mañana?
Y yo he respondido:
-Claro.
Y me he dado la vuelta, pensando que tendrá que ser mañana cuando le diga que no me cuadra el balance, pero entonces ella ha dicho:
-Ah, ¿vas por ahí? Yo también.
Y ahora juntas caminamos calle abajo, una calle interminable. Seguiremos juntas subiendo las escaleras de la casa, y dormiremos esta noche y etcétera la una junto y sobre la otra, y a la mañana siguiente y más, yo todavía estaré allí, infinitamente, en un nuevo y constante momento de cómputos y operaciones y saldos negativos, que habrán de resultar como siempre en nada. De todos modos, seguro que me equivoco. ¿Cuándo he sido yo buena haciendo cálculos?
martes, 27 de noviembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario