miércoles, 5 de diciembre de 2007

Palabras

En general, sus palabras no solían significar nada, pero las definían bastante bien. Cuando ya no podían más, cuando el sudor y demás líquidos se mezclaban atascando los músculos del cuerpo, se apoderaba de ellas el delirio, y una gastaba el poco aire diciendo:
-Helado de chocolate en mi lengua tus pestañas sirope de gemidos.
La otra, creyendo que comprendía, contestaba inexplicablemente:
-Salada coreografía y contraplano marino de las algas en tus muslos.
Se dormían, agotadas, satisfechas tras tan absurdas aunque honestas declaraciones. Después despertaban llenas de coherencia con la que engañarse mutuamente.

No hay comentarios: