X estaba escribiendo una novela y me prometió que yo sería el primero en leerla.
"Es una historia de amor. Apasionada y visceral. Algo terriblemente radical. La novela definitiva. Ochocientas páginas. Sólo tengo que darle un buen final."
Estoy impaciente.
El teléfono me despertó de madrugada unos días después. La voz excitada y atropellada de X intentaba comunicarme que había terminado su novela.
"He estado escribiendo toda la noche, está terminada. Mil doscientas páginas, lo mejor que se haya escrito sobre la guerra."
No supe qué decir debido al sueño, pero estaba un poco confuso acerca del tema de la novela. Amor. Guerra. ¿Amor en tiempos de guerra? De todas maneras, al día siguiente X no me llevó la novela.
"Creo que he de retocarla un poco. Quiero que resulte verosímil, sobre todo porque la ciencia ficción cobró un poco de fuerza al final, y tiene que encajar bien en la historia. Hay un poco de todo, como ves."
Y tanto. Pasó una semana.
"Tardaré un poco más de lo que pensaba. Quiero que todo esté perfecto. Estoy aligerando un poco la historia, que sea más concisa."
Mucho mejor. Otra semana.
"Hay partes que no me acaban de gustar. Será una historia mucho más escueta, pero más efectiva. Ahora todo encajará. No has leído nada semejante."
Un mes después, X apareció con su ansiada novela.
"He quitado mucha paja. Ésta es mi novela. Es breve y concisa, pero lo dice todo."
De las originales mil doscientas páginas, quedaba un trozo de papel, pero por fin tenía en mis manos la novela definitiva, una historia de amor, guerra y ciencia ficción. Yo diría que hasta de terror. Decía:
"Los amantes se dijeron adiós, a sabiendas de que no volverían a verse jamás. En sus ojos no había lágrimas, pues eran de piedra." FIN
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