María se fue. Mario se ha quedado solo. Ayer hablé con él, no entiende nada, está en shock. Me contó que no sabe qué ha podido pasar, que jamás hubiera sospechado que se iría. Era algo absolutamente inexplicable, inaudito. Entonces me confesó entre lágrimas su terrible secreto.
-Yo leía la mente de María. Tengo ese poder. Siempre sabía lo que pensaba, y te aseguro que esto no estaba en su cabeza. Todo esto se me escapa, no es comprensible. ¿Cómo puede ser?
En cuanto me lo contó, lo tuve claro. Mario nunca supo leer entre líneas, y solía saltarse la letra pequeña.
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